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martes, 13 de mayo de 2014

Estimulación y aprendizaje





Un niño adecuadamente estimulado es un  niño feliz y posteriormente podrá ser un adulto feliz.
La mirada, el contacto físico y los cuidados corporales constituyen un estímulo indispensable. Si la atención de los bebes prematuros cambio en las últimas décadas, elevando  de manera drástica sus posibilidades de supervivencia, fue gracias al descubrimiento de la importancia de ese contacto estrecho con el recién nacido.

Una enfermera se percato de ese hallazgo. En la sala en la que ella trabajaba, los prematuros tenían muchas mas posibilidades de sobrevivir, la razón era su dedicación personal a esos niños que habían abandonado de manera abrupta el vientre materno.
La falta de conocimiento sobre lo determinante del afecto en la posibilidad de sobrevivir de un niño hacía que los pequeños fueran asistidos sólo desde el punto de vista médico; el afecto de esta enfermera que los ponía sobre su pecho, los miraba, y les hablaba  lograba el éxito.

La mirada de los padres es el primer espejo del niño, en esa mirada reconocerá lo que significa para ellos, la medida en que ha sido esperado y deseado. Cuanto amor genera.

La caricia, alimentación y cuidados son ritos insustituibles. Paradójicamente para que un niño pueda alcanzar una independencia plena hay que establecer un contacto muy estrecho e intimo con él.

Mas tarde estimularlo para dar sus primeros pasos será una forma de generar autoconfianza en sus posibilidades. En esta etapa como en todas las siguientes existen palabras y gestos “llave” que son excelentes generadores de la confianza en sí mismos. Un guiño cómplice cuando el chico tiene que atravesar una situación difícil, una palmada en la espalda o un gesto, una  palabra de aprobación cuando obtuvo un buen resultado en un examen son pequeños estímulos que logran grandes resultados. Que nuestros hijos logren separarse exitosamente de nosotros supone que antes hubo  una larga etapa de estrecho acercamiento.

En el jardín maternal, o de infantes, los niños comienzan a dar sus primeros pasitos de salida al mundo. En esta etapa la estimulación adecuada gira en torno a ayudarlo a  ampliar sus relaciones sociales, y aquí, contrariamente a lo que suponen muchos padres los límites claros juegan un rol importantísimo, y representan un acto de amor y estimulación. Los niños que crecen sin límites se sienten muy vulnerables, están más solos y desguarnecidos al enfrentar la vida social.

El ejemplo y los límites valen más no sólo que mil palabras ¡Sino que mil discursos!. Resulta inoperante que a un niño se le restrinja la tv. Cuando sus padres son tele adictos, o que se hable de compartir juguetes cuando los padres ¡tienen dificultades para compartir en otros ámbitos de la vida!. Es muy importante poder detectar o reconocer nuestras propias dificultades como adultos, para poder trabajar en ellas y ayudar no solo a nuestros hijos sino también a nosotros mismos.

En conclusión, la estimulación y el aprendizaje van siempre de la mano. Una estimulación adecuada contribuye a procesos de aprendizajes sanos y armoniosos. El poder estimular y acompañar a nuestros hijos en su crecimiento, “haciéndoles sentir nuestra presencia como un faro que no lo dejara perderse en ninguna tormenta. El amor no es un discurso, es acción. El discurso debe  ser sostenido por el ejemplo. Un padre que estimula es un padre que ayuda a su hijo a navegar con independencia y felicidad hacia el futuro.”




Bibliografia consultada:
  •  Goldberg, Beatriz , revista psicología (+) positiva nro.16.
  • Doltó, Francoise. "Los retrasados no existen"